Una pregunta que me hacen muchas personas en la primera consulta es saber cuánto tiempo va a durar o cuando voy a ver resultados y son preguntas muy lógicas.  La terapia es un gran compromiso de tiempo, energía y dinero, así que, por supuesto, la gente quiere saber cuánto tiempo va a estar en terapia.

La duración de una terapia varía según varios factores clave, y aunque nunca se puede predecir cuánto tiempo durará exactamente, se podría decir que hay 5 componentes principales que influyen sobre el curso del tratamiento:

  1. ¿Cual es el punto de partida y hacia dónde quieres llegar?
  2. La disposición y el compromiso del cliente para cambiar su comportamiento
  3. El tipo de terapia
  4. El nivel de habilidad del terapeuta
  5. ¿Se buscan resultados a corto o a largo plazo?

El primer punto depende de la gravedad de los síntomas con los que un cliente llega a la terapia y de los objetivos que desea alcanzar. Si alguien presenta síntomas graves, tiene pocas habilidades de afrontamiento, carece de un sistema de apoyo sólido, y tiene altos factores de riesgo, es probable que el proceso terapéutico sea más prolongado. En estos casos, lograr sus objetivos podría llevar más tiempo. Por otro lado, si una persona es funcional en su vida, pero busca mejorar aspectos menores como la ansiedad ante un tema específico o un momento de transición en la vida como sea por cambio de trabajo, país o pareja, el proceso puede ser más breve y se podrían conseguir los objetivos planteados en 12-25 sesiones.

Otro aspecto crucial es el punto dos, la disposición y el compromiso del cliente para implementar cambios en su vida fuera de las sesiones de terapia. La terapia es un espacio seguro y de aceptación incondicional para explorar tus problemas y objetivos, pero el trabajo real ocurre en el día a día, después de la sesiones, al aplicar lo aprendido en estas. Si un cliente no está completamente listo para hacer estos cambios o si enfrenta muchas resistencias, el proceso puede llevar más tiempo, ya que una parte importante de la terapia se centrará en construir la relación con el terapeuta (la alianza terapéutica) y crear un entorno seguro para el cambio. Después de una conexión emocional entre nosotros, en la que te sientes como persona comprendida, escuchada y valorada, se creará el espacio adecuado para facilitar una comunicación abierta y honesta entre tu y yo, permitiendo que te sientas lo suficientemente segura como para explorar temas sensibles y personales. Así podrás aprender nuevas habilidades para gestionar emociones, conductas disfuncionales o no saludables así como patrones de pensamientos que contribuyen a problemas emocionales y psicológicos, y en definitiva a una disminución de tu bienestar y calidad de vida.

El tipo de terapia también influye en la duración. Por ejemplo, terapias humanistas pueden durar de 6 a 1 año dependiendo del ritmo y los objetivos establecidos. Por el contrario, terapias como la cognitivo-conductual (TCC) o la focalizada en las emociones (TFE) pueden tener un marco temporal más definido, y terapias como la psicoanalítica o para trastornos graves o crónicos la terapia puede durar años para mantener la estabilidad.

El nivel de habilidad del terapeuta es otro factor determinante. Un terapeuta experimentado y hábil puede facilitar un progreso más rápido y efectivo, mientras que un terapeuta menos experimentado podría requerir más tiempo para ayudarte a lograr tus objetivos.

Finalmente, el quinto punto trata  sobre la duración de la terapia también dependiente de si el cliente busca una solución rápida o una transformación duradera. Existen terapias breves centradas en soluciones que se enfocan en objetivos cuyos cambios pueden ser inmediatos, mientras que otras se orientan a un crecimiento personal a largo plazo, facilitando una transformación más profunda. Desde el momento en que se planifica la terapia y se establecen los objetivos vas a tener claras tus expectativas  sobre qué, cómo y otros detalles sobre el proceso terapéutico.

En resumen, la duración de una terapia puede variar significativamente, desde unas pocas sesiones hasta un proceso más extenso, dependiendo de la situación y tus metas, tu predisposición al cambio, el tipo de terapia, la habilidad del terapeuta y la alianza terapéutica. Es un proceso personalizado que se adapta a tus necesidades y circunstancias individuales.

Dicho todo esto, para mi el proceso terapéutico siempre tiene que estar enmarcado en unas metas y objetivos preestablecidos y acordados mutuamente, objetivos que serán medibles e indicarán el final de la terapia ya sea en pocas o muchas sesiones siempre y cuando exista un avance o una mejora en la dirección deseada. Como decía, la terapia es un gran compromiso de tiempo, energía y dinero tuyo que valoro y respeto. Es por eso que para mí es importante seguir estas pautas. Si tienes dudas o crees que puedo ayudarte, escríbeme. Te ofrezco honestidad, proximidad y autenticidad en un espacio seguro y siempre desde la aceptación incondicional.

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